7 de abril de 2011

Frente de liberación




Todo este tiempo nos hicimos llamar FDL, sigla explícita de nuestro gran objetivo: Frente de Liberación. Llevábamos muchos meses -casi un año- planeando lo que acabamos de hacer. Todo ha salido a la perfección, según lo que parece. Nos jugábamos la vida en esto. Cualquier error, por mínimo que fuera, nos hubiera costado demasiado caro. No sólo devolverían a los prisioneros adonde estaban, sino que nos encerrarían a todos nosotros también. Además, todos los recursos, el dinero invertido y los contactos aquí y en el extranjero desaparecerían sin más. Sí, arriesgábamos mucho, pero todos los miembros del Frente teníamos firmes convicciones personales. Era algo que se tenía que hacer.

El proyecto no era fácilmente realizable porque había muchas aristas, muchos puntos inconexos que debimos unir en poco tiempo. Tuvimos que diseñar un plan para, primero, hacer escapar a los prisioneros y, después, más difícil aun, hacer que desaparecieran de la faz de la Tierra. O que eso pareciera. Conseguimos el dinero necesario de diferentes maneras, no todas lícitas, lo sé, pero si me preguntan si me arrepiento, digo que no, porque todo valía por la causa. Los contactos en la prisión, fuera de ella, los altos mandos, los peces gordos, las personas que se encargarían de los prisioneros en el extranjero y todos quienes participaron de manera directa o indirecta fueron muy valientes.

Teníamos que actuar de noche, cuando las defensas tienden a bajarse. Y teníamos que hacerlo rápido y sin errores. Todos estábamos sincronizados y actuábamos en constante comunicación vía walkie talkies o móviles. La noche escogida fue sugerida por uno de los directivos de la prisión, al que pudimos contactar por segundas o terceras personas. Nunca lo vimos y lo tratamos siempre con un seudónimo, pero colaboró de manera importantísima. Teníamos 2 horas exactamente. Ni un segundo más. Entre las 3 y las 5 de la madrugada del sábado 25 de abril, todos los prisioneros debían salir rápidamente de su encierro y ser desplazados a diferentes destinos. Esto implicaba una organización gigantesca. Era un operativo casi militar y así lo tomamos. En un momento dado, pocos minutos antes de la hora señalada, tuvimos noticias de que alguien no involucrado estaba al tanto de la operación y pensamos que todo se iría por el garete. Meses y meses de arduo trabajo, planificación y puesta en marcha de un proyecto glorioso se irían al tacho de la basura. La sensación de todos fue de angustiante desesperación y desilusión, pero supimos mantener valerosamente la calma y esperar que fuese una falsa alarma. Efectivamente, se trató de un falso rumor, o más bien, de un malentendido, de los que ocurren muchos cuando estás trabajando bajo tan desgastante presión.

A las 2:59 una gota de frío sudor cayó de mi frente y me di cuenta del temblor que tenía en ambas manos. Tuve que intentar mantener la sangre fría, porque sabía que mi labor era fundamental y no podía fallar. A las 3 en punto el jefe de la operación dio la señal y todos empezamos a trabajar conjuntamente, cada uno haciendo la tarea que le había sido encomendada y en la cual llevaba entrenando varias horas diarias los últimos 2 o 3 meses, una vez que el diseño del proyecto estuvo terminado. Mi labor terminó, como estaba previsto, a las 3:14 y después todo fue esperar que las siguientes fases fueran cumplidas a la perfección. Y así fue. A las 5:46 de esta mañana volví a casa después de la noche más importante y estresante de mi vida. Estaba feliz. No cabía en mí de la satisfacción. Pensé que dentro de un rato todo el mundo estaría hablando de nosotros. Apareceríamos en cada noticiero, en cada periódico, en cada televisión del país y, seguramente, en casi todos los de todo el mundo.

Hoy a mediodía, en la tradicional comida familiar de los sábados, mi sobrinito me contó que en la mañana había ido con su curso al zoológico y que no había ningún animal. Todos habían desaparecido como por arte de magia y, además de su grupo de compañeros, toda una muchedumbre se había congregado en el lugar para constatar con sus propios ojos algo inimaginable. Mi hermano me comentó que la mitad del personal de la policía de investigaciones  estaba ahí haciendo pesquisas, pero que la opinión que se manejaba era que no había grandes pistas. Si el trabajo del Frente de Liberación ha sido bien hecho, de lo que estoy seguro, jamás encontrarán alguna.

5 comentarios:

  1. jejeje, me gustó!!!. Acostumbrada ya a tus finales inesperados, a medida que leía intentaba ubicar quiénes podían ser esos prisioneros, obviando claro está los predecibles... se me vinieron a la mente, personas de una secta, protagonistas de un reality pero nunca los de tu final, creativo como siempre :P

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  2. Totalmente de acuerdo con Yliana. Ja estaba imaginando a la G.C, ETA, los prisioneros de las FARC, CNI, Cienciologia, hasta Guantánamo y al final casi parece el Arca de Noé.

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  3. Bueno, el Arca de Noé al revés, de salida. Por cierto como se liberaron los peces y los delfines? Estupendos relatos, me los leo varias veces.

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  4. Gracias Yli. Eso de "creativo como siempre" me pone presión para los que vendrán :P
    Gracias Luna, en realidad los animales son una alegoría a todos los prisioneros en condiciones lamentables, incluidos ellos mismos en el zoo. Los peces fueron liberados por equipo entrenado para eso ;) Gracias por leer mis cosas.

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  5. Primero, los sentimientos. La verdad es que estoy gratamente sorprendido por la creatividad; me da mucho gusto que estés escribiendo y sacando pa'juera todo eso contenido quizá por años, haciendo que parezca que encuentras cada una de las tantas llaves destinadas a guardar los talentos que el ser humano tiene.

    Segundo, lo verde. Concuerdo absolutamente con el objetivo del (los) cuento (s); hay tantas cosas que ocurriendo diariamente que pueden llegar a ser tan angustiantes, y lo peor de todo es que la ceguera de la gente no les permite ver más allá de la puerta de su casa (o a veces ni siquiera más allá de sus propios límites físiológicos).

    Tercero... quizá te lo mando en un correo :)

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